lunes, 13 de junio de 2011

Secretos que duelen

Son las 6 de la tarde y como la calle esta más fresca que la casa decidimos prepararnos un café y tomarlo en una de las bancas contiguas al parque.
- ¿Te acuerdas cuando me caí aquí de la bicicleta? Que buen porrazo me puse.
- Si, mi mamá te curo los raspones de la rodilla.
- Si, todavía tengo la cicatriz.
Y así la platica giraba sobre nuestra infancia, nuestras responsabilidades, nuestros juegos, nuestra libertad y de cómo todo esto se ha visto modificado por el paso del tiempo, por que los papás trabajan si es que están los dos criando a los hijos…
Mientras platicamos observamos a la gente que nos rodea, la mayoría nos resultan familiares por que son vecinos, niños jugando coches, niñas saltando la cuerda, dos muchachas de servicio coqueteando con el jardinero y una adolescente tecleando el celular con tantas ganas que solo puede tratarse de “mensajear” al novio.
Entre este grupo un poco mas lejos hay un hombre de traje que mira fijamente al grupo de las niñas.
-¿Sera uno de los padres? Pregunto.
-No, es Braulio, el hermano de la Señora del 23, cuida a su sobrina mientras su mamá trabaja, el es abogado.
En ese momento una de las trabajadoras domesticas lo ve, toma a una de las niñas y se la lleva es claro que aunque la pequeña lo llama "Tío Braulio" no quiere ir con el, por que se esconde atrás del uniforme de su nana.
- Mira, se levanta y le ofrece una muñeca pero ella no la toma.
- Yo he visto que a Carlita no le gusta irse con el, pero cuando se lo comente a su mamá, prácticamente me dijo que a mi no me interesaba, que el era quien le ayudaba con la niña y era como un padre para ella.
Evidentemente la nana no nota el temor de la niña, por que la entrega al tío y pide permiso para irse a su casa ya que mas tarde las combis van muy llenas. El le dice con una enorme y seductora sonrisa que se retire y saca un billete de su cartera, la mirada de la niña que hace solo unos minutos era brillante y juguetona se torna vacía cuando de la mano de el camina hacia al auto.
Con el tiempo supimos que el tío Braulio había abusado de Carla y al saberse sorprendido jamás volvió a la casa de su hermana, se quedo con su mujer quien jura y perjura que su Braulio es inocente, que como a sus hijas no les pasa nada, que lo que ella cree es que como Carlita creció sin papá es una coqueta que le gusta andar abrazando a todo el mundo.
Historias como esta, y muchas mas que se pierden entre campañas electorales, discursos sobre economía, y guerras en África, son historias que nos parten el corazón, nos llenan de indignación, que parece que nadie es capaz de poner freno, son las que nos impulsaron a hacer este blog. Un granito de arena para informar, un mensaje de solidaridad, una vista desde los ojos de un pequeño o pequeña cuyo único error fue confiar en quien no debía.

Como madres de familia, como mujeres, como seres humanos debemos dejar de callar y decir a todo el que quiera escuchar, ¡ya basta! Escuchemos de una vez esos Secretos que Duelen.



http://gritosescondidos.blogspot.com/2011/06/secretos-que-duelen.html



El Crimen Secreto.

El abuso sexual de los niños es un crimen del cual nadie quiere hablar, menos aun las víctimas. Este atroz delito suele permanecer en estricto secreto, es un crimen que se extiende de generación en generación y por toda la sociedad.
Está al acecho de todos  los hogares, escuela y cualquier lugar. Es un secreto a voces que lastima.
Según el organismo de Paz y Esperanza Internacional, las consecuencias del abuso sexual infantil son devastadoras, causan  un impacto tremendo y  las secuelas   perduran hasta la edad adulta. En 1962, los expertos reconocieron el problema bajo el nombre de  “El Síndrome del Niño Abusado”, el cual explica los efectos negativos del abuso como: problemas de salud física y emocional, problemas  para aprender, baja estima personal, y pensamientos suicidas que, en algunos casos son ejecutados.
Las estadísticas son alarmantes. Aunque la cifra exacta de niños abusados sexualmente es difícil de encontrar, las Naciones Unidas estiman que 275 millones de niños alrededor del mundo sufren algún tipo de violencia, incluyendo el abuso sexual.  Al menos 40 millones de ellos tienen menos de quince años. En los Estados Unidos en el 2009, aproximadamente 1.5 millones de niños fueron abusados, y 1,770 murieron a causa del abuso a que fueron sometidos. América Latina reporta uno de los índices más altos de abuso contra niños y mujeres, según las Naciones Unidas. Esta misma fuente sugiere que en esta región, el abuso infantil queda impune por no ser reportado. No obstante, el abuso contra niños en cualquier parte del mundo ocurre en todas las esferas sociales.

Ella pudo sobreponerse, a otros les ha costado la vida…

Ella tenía solo cinco años cuando su vida cambió, el abuso del cual fue víctima,  la llevo a convertirse en  otra niña, afecto  su autoestima y sembró  las más dolorosas emociones que le recordaran aquella tarde en  su vida que se torno en angustia y dolor. Se separo del grupo de primos con que el que  jugaba pues  encontró algunas monedas que le permitirían comprar dulces  y fue esto lo que la puso cara a cara con su agresor, el esposo de la dueña de la tienda donde compraría  las golosinas.  
El tiempo pasó, pero para  ésta víctima  el silencio se convirtió en su mejor compañía, con  un vacío que crecía cada día que ella callaba. “Después del abuso me volví gorda y me enfermaba mucho...me volví la niña sabelotodo y agresiva...en la escuela, para que nadie se diera cuenta.”Cuenta que  ella decidió callar por temor a la reacción de su familia. “Pensé que si no me creían, iba a perder a mi familia para siempre,  además sufría las amenazas de muerte de mi agresor, puedes imaginar a una niña pequeña amenazada de muerte”.

No  era fácil contar lo ocurrido y decidió encerrarse en sí misma. “Jure llevarme el secreto a la tumba era muy difícil no poder gritar  me abusaron.”  La comunicación con su familia se torno cada día más difícil.  “No  permitía que nadie invadiese mi espacio, siempre había una barrera invisible con mi familia, que yo misma construí.”
Sin embargo, hace dos años decidió romper el silencio con su familia por lo que les relato el abuso del que fue víctima. Toda su familia  lucha ahora con ella, el golpe fue duro  para todos pero había dentro de la desgracia muchas cosas que aprender.Ella ha logrado confiar en la gente, ha vencido el miedo al tacto a definido sus prioridades y sabe que su recuperación es lo más importante, por su parte su familia   ha aprendido a amar a la persona en la que  ella se ha convertido. La persona que "habría podido llegar a ser" murió a los 5  años, la primera vez  que   ella tiene  el recuerdo certero de haber sido abusada sexualmente, algunas veces  parece como si aún fuese la misma persona, pero ella es  diferente y su familia lo ha aceptado.
Hoy, ya toda una mujer madura que ha superado este trauma, de la mano de su hermana su compañera y protectora  inseparable, luchan incansablemente: aconsejan a  los padres a cuidar de sus hijos, sean niños o niñas. Además, decidieron  que transformarían esa amarga experiencia en algo positivo, tratando a toda costa de evitar el abuso,  creando programas de prevención y   redes de soporte, el terrible dolor que sufrieron  y el  tortuoso  camino  a la recuperación que viven  cada día,  es el motor que las impulsa a no desfallecer en su lucha.  Decidieron Romper el silencio cada día…
 “Es responsabilidad de todos  prevenir y cuidar a los niños  y hacerles saber que no están solos.”

Elizabeth Suarez Trejo.
Psicóloga Universidad Autónoma de Querétaro
Maestría en periodismo Internacional Universidad de florida.

Wilma Hernandez  Periodista.

La raíz de la violencia

Lorna Norori*

Opinión

A propósito de la situación generada por el adolescente que asesinó a un joven estudiante universitario, quiero compartir con ustedes algunas ideas sobre la creciente violencia en Nicaragua, invitándoles a reflexionar desde una visión más inclusiva de la situación de violencia que vive la niñez y la adolescencia.


El abuso sexual es un horror que viven niñas, niños y adolescentes cotidianamente. Los daños que genera pueden marcar la vida de una persona para siempre; muchas mujeres jóvenes y adultas acuden a la consulta y refieren sentir que están “muertas en vida”; también las sobrevivientes recurren regularmente al intento suicida –yo le llamo la puerta falsa-, como una alternativa para terminar con una vida que consideran totalmente sin valor alguno, cuando se encuentran desesperanzadas y solas en su dolor.

Por eso, considero que quien provoca estos daños debe ser condenado, sea quien sea. Cuando me han preguntado si creo que un abusador sexual puede cambiar y dejar de ser abusador, si puede ser rehabilitado para no abusar más.

Mi respuesta, cuando se trata de hombres jóvenes y adultos, -es decir mayores de 18 años- es que no. Porque no es un enfermo, porque no se le “metió el demonio”, no es por estar ebrio o drogado que lo hace. Lo hace como una expresión de su poder, sobre alguien a quien domina y somete; comete un delito y lo que hay que hacer es procesarlo judicialmente.

Los daños son los mismos cuando el abuso es cometido por un adolescente, por lo tanto, también deben pagar por su delito. La diferencia en este aspecto es que debemos considerar en los adolescentes abusadores las alternativas de recomposición personal, para su reinserción social. Esto significa que debemos considerar la posibilidad de generar cambios en ellos, para que no vuelva a cometer el abuso.

Eso es lo que establece el Código de la Niñez y la Adolescencia, y debemos considerarlo una alternativa viable, en tanto el Estado, la familia, la sociedad entera, asuma la responsabilidad que le compete con niñas, niños y adolescentes.


Yo me he preguntado desde hace rato, qué pasa con los adolescentes que en sus horas de clases son llevados a un estadio virtual para ver un juego de fútbol, qué pasa con las/os adolescentes que son llevados a un plantón o a una marcha para agredir a otras personas, para manchar paredes, para dañar la propiedad privada, para restringir la libertad de movilización de otras personas.

Con mucha tristeza pienso que los valores que se están transmitiendo a nuestras/os adolescentes desde las instancias de poder, están precisamente basados en el uso del poder de dominio, se les está diciendo que tienen permiso para violentar.

Qué pasa en la familia, cuando a las niñas, niños y adolescentes se les asume como seres de segunda categoría y se les desvaloriza, se les grita, ofende, denigra y maltrata físicamente. Qué aprendizaje esperamos que tengan las niñas, niños y adolescentes, si el lenguaje en que se les habla es el de la violencia; si lo importante no es resolver los problemas y conflictos, sino crearlos y dominar.

Antes de pensar en una reforma al Código de la Niñez y Adolescencia, debemos reflexionar sobre esto con responsabilidad. No podemos recurrir nada más a la salida más sencilla de reformar el Código y aumentar las penas, porque igual puede ser muy peligrosa; después de las condiciones que se han venido generando para las/os adolescentes, como ya apunté más arriba.

Cada quien tiene uno/a responsabilidad con las niñas, niños y adolescentes. El Estado en particular deberá revisar su actuación, así como los resultados de la misma. La familia tiene un papel fundamental en esto.

Quiero cerrar mi reflexión con un texto de Alice Miller:

“Cada niño viene al mundo para expandirse, desarrollarse, amar, expresar sus necesidades y sus sentimientos. Para poder desarrollarse, el niño necesita el respeto y la protección de los adultos, tomándolo en serio, amándolo y ayudándolo a orientarse. Cuando explotamos al niño para satisfacer nuestras necesidades de adulto, cuando le pegamos, castigamos, manipulamos, descuidamos, abusamos de él, o lo engañamos, sin que jamás ningún testigo intervenga en su favor, su integridad sufrirá de una herida incurable.

Los niños, cuya integridad no ha sido dañada por las/os adultas/os, que han obtenido de sus padres la protección, el respeto y la sinceridad necesaria, se convertirán en adolescentes y adultos inteligentes, sensibles, comprensivos y abiertos. Amarán la vida y no tendrán necesidad de ir en contra de los otros, ni de ellos mismos, menos aún de suicidarse. Utilizarán su fuerza únicamente para defenderse. Protegerán y respetarán naturalmente a los más débiles, y por consecuencia a sus propios hijos, porque habrán conocido ellos mismos la experiencia de este respeto y protección y será este recuerdo y no el de la crueldad el que estará grabado en ellos”.

La reflexión está abierta. El Código de la Niñez y la Adolescencia no es el punto a debatir, sino la educación violenta. El consenso debe llevarnos a encontrar alternativas para cambiar esos comportamientos.

*Movimiento Contra el Abuso mailto:hablemosde.abusosexual@gmail.com

CREER EN TI MISMO/A Y EN QUE SUCEDIÓ


Lo primero que hay que hacer y lo más importante para sanar es afrontar que hemos sido niños/as abusados en nuestra infancia. Es decir afrontar la realidad por mucho que esto duela. En nuestro interior lo hemos negado durante toda nuestra vida. Lo hemos querido enterrar y pensar que sólo fue una pesadilla horrible, pero sabemos que eso no es así, por lo tanto no podemos seguir negando la realidad. Es posible que al hablar del abuso te hayan llamado loca y mentirosa, pero tu sabes muy bien que es lo que hay. Que no eres una mentirosa ni estas loca y que por desgracia es lo que nos ha tocado vivir. Por eso confía siempre en ti y continua adelante mirando cara a cara lo que ocurrió.

Es posible que algún miembro de la familia si es que se puede llamar familia, diga la verdad y te ayude, poro esto es muy difícil que ocurra porque eso sería admitir su propia culpabilidad como abusador o como cómplice del silencio.

Quizás te vas a encontrar muy sola cuando decidas afrontar la realidad, como me ha ocurrido a mi, a tu lado van a quedar las personas a las que realmente les importas y te quieren, las demás se alejaran y pasaran del tema, pero intenta que te importe lo menos posible porque en esta historia lo más importante eres tú y tu sanación.

Yo tenía escenas muy claras y vivas en mi memoria. Lo que acabó de confirmármelo fue cundo por fin hable y puede ver la cara de mi madre mirando hacia otro lado, desviando el tema, haciéndose la loca, justificando de alguna forma. Después la cara de la otra que tampoco cuido de mi porque no tenía porque hacerlo según ella, aunque me lleve bastante años de edad, me dolió mucho cuando intento confundir mis recuerdos para que pensara que no había ocurrido. Por eso fui al lugar donde ocurrió parte de esa historia para comprobar por mi misma que mis recuerdos eran tal y como los tenía en mi cabeza y efectivamente pude comprobarlo por mi misma. Esto acabó de confirmar el tipo de gente que tuve a mi lado cuando era una niña y me acabo de decidir a alejarme para siempre de ellos.

Piensa que tuviste que negar esa terrible realidad cuando eras una niña para poder seguir viviendo, quizás aprendiste a insensibilizarte y a disociar la experiencia dolorosa que no podías entender, en una palabra a negar la realidad para poder sobrevivir. Por desgracias muchas de nosotras nos disponemos de pruebas ni de familiares que apoyen y confirmen lo que sucedió muy al contrario y de la forma más injusta y terrible muchos de estos familiares cuando se destapa el abuso se alejan de la superviviente y no quieren saber nada del tema y en el peor de los casos continúan como si no hubiera pasado nada frecuentando y hablando con los agresores y cómplices como han hecho siempre.

Por lo tanto hay que sacar fuerzas a pesar de todo lo que ocurre y enfrentar nuestra experiencia con el abuso.



¿POR QUÉ LA SUPERVIVIENTE NIEGA LOS RECUERDOS?

Mi propia experiencia me dice que negamos los recuerdos porque admitirlos como ciertos es una aniquilación. Recuerdo durante mi adolescencia que cuando venía el abuso a mi mente quería y deseaba pensar que todo había sido un mal sueño, porque necesitaba tener una familia y cariño y si admitía eso era admitir que no tenía nada. Me ha costado muchos tiempo admitirlo. Ahora llevo dos años en terapia y aún hay momentos en que quiero pensar que tengo padres y hermanos, luego acepto la realidad y sigo adelante. No, yo no tuve padres que me cuidaran como se tiene que cuidar a una niña pequeña, siempre estaban pendientes de sus asuntos, de lo que a ellos más les importaba, ellos mismos. Su lema siempre fue el egoísmo primero ellos, después ellos y siempre ellos. Hermanos tampoco tuve, no son hermanos los que te dañan y te destruyen, por lo tanto la conclusión lógica es que lo que tuve no era una familia, esto duele, duele demasiado. Siempre me fijaba en las demás niñas y en el trato que les daban sus padres y hermanos, pensaba que había diferencia entre lo que ocurría conmigo y lo que ocurría con ellas, pero no lo pude razonar hasta que no me hice mayor, aceptarlo aún ha sido más difícil, pero es lo que hay señores, duele mucho, pero esta es mi vida ¿cuál es la tuya?. Es bueno admitirlo.

Te aseguro que no estás loca, pero si puedes tener mucho miedo a mirar esa realidad que si es una locura terribe, imperdonable y absurda.

La negación es un mecanismo de protección ante el trauma y te permite seguir respirando, seguir asistiendo a tu trabajo, levantarte cada día, preparar la comida, cuidar de tus hijos etc…

En definitiva te permite seguir viviendo.

Es posible que te venga un recuerdo y que lo niegues porque no quieres que sea verdad, porque es terrible que alguien que lleva tu propia sangre y que debió protegerte, cuidarte y quererte más que a su propia vida te haya destruido de esa forma tan absurda.

Aceptar los recuerdos duele demasiado y por eso nuestro cerebro puede crearnos dudas, pero la realidad siempre seguirá estando hay.

Lo mejor es confiar en nosotras mismas y en nuestras propias percepciones, nuestro cuerpo recuerda muchas cosas, nunca olvides eso.

Cuando compruebes como yo he hecho que tus recuerdos eran ciertos pensaras y te harás esta pregunta:

-¿Por qué no ha podido ser sólo una pesadilla, un mal sueño?

Y cuando te enfrentes a tu realidad sentirás un dolor terrible en el alma, porque ya no la podrás negar más.



MIRA TU VIDA ACTUAL PARA CONFIRMAR EL ABUSO:

Para saber más acerca de lo que ocurrió y del abuso empieza mirando tu vida actual. Lo que sientes, tus reacciones, tu forma de relacionarte con los demás esto te dará las pistas sobre lo que ocurrió, a medias que enfrentas el trauma y reconoces tus reacciones y sentimientos puedes ir cambiando esos comportamientos que tienes y que son productos del trauma causado por el abuso.

Puedes tener los síntomas del abuso:

Sentimientos suicidas, huida, una enorme tolerancia al dolor, evasión mental, incapacidad para triunfar, negación, permanente aislamiento.

Puedes reconocer todos estos síntomas o algunos de ellos en ti. Por ejemplo yo he pensado a veces en el suicidio, afortunadamente esto lo tengo superado, pero si es cierto que sigo huyendo y evadiendome a veces, que no siento deseos de triunfar o más bien si siento que puede suceder me alejo para que no ocurra, también lo voy superando, y sobre todo el aislamiento, ese ha sido siempre el que me a acompañado a lo largo de toda mi vida. Me suelo aislar y me refugio dentro de mi misma.

Siempre me he ocultado huyendo de algo y a veces he llegado a soñar cosas que parecen no tener sentido relacionado con esto. Por ejemplo recuerdo una de mis pesadillas en que había una tumba en el suelo, habían matado a una persona, había algo o alguien al lado de esa tumba y ese algo o alguien era quien la había matado por hablar. Sobre la tumba se alzaba un gran árbol con la copa muy frondosa y allí entre las hojas estaba yo ocultándome para que no me viera y de pronto escuche algo en mi oído, algo horrible “YA TE ENCOTRÉ” en esos momentos me desperté muy asustada ¿Miedo a qué me encuentre? ¿quién o que ha de encontrarme?. Aún no puedo colocar esta pieza, espero que en la próxima visita a mi terapeuta ella me pueda aclarar lo que significa este sueño.

Llegar a creer que ocurrió ocurre poco a poco, es como ir despertando.

http://wwwbloggercom-sentimientos.blogspot.com/2011/06/creer-en-ti-mismoa-y-en-que-sucedio.html