lunes, 24 de mayo de 2010

LA DESCALIFICACION DE LAS VICTIMAS.

La descalificación de las víctimas suele ser una estrategia para legitimar el abuso sexual, opina un juez. Tampoco puede hablarse de presunto consentimiento, ya que implicaría “desresponsabilizar al victimario”, agrega una psicóloga.

Una de las estrategias más efectivas en caso de abuso sexual en general y de niñas y niños en particular es la descalificación sistemática de las víctimas en primer término, y de otros actores del entorno suyo, inmediata o simultáneamente”, “pretender discutir el consentimiento o no de la joven es desviar la atención de un claro abuso sexual, culpabilizando a la víctima y desresponsabilizando a los victimarios”,Aun si fuera cierto que la niña tiene conductas sociales precoces, esto sería producto de otra victimización previa, habría que ayudarla y protegerla.”

Los menores de 16 años víctimas de delitos contra la integridad sexual no pueden ser interrogados en ninguna instancia judicial y policial en forma directa y sólo deben serlo por especialistas y con Cámara Gesell. La descalificación de la víctima, precisó, ha sido así en todas las épocas y lugares. “La diferencia es que hasta hace no mucho tiempo, no hacía falta gran esfuerzo para desarticular cualquier denuncia incluso si avanzaba un poco a nivel judicial y que todo terminara impune. El avance de los últimos diez a quince años en la materia, el mayor conocimiento de las características del fenómeno, de las relaciones de poder entre victimarios y víctimas, de la paralización de la voluntad de las víctimas de abuso, de los mecanismos de defensa que les impiden actuar para detenerlos, generaron grandes reacciones en muchos casos violentas o cuanto menos muy agresivas. Obviamente quienes más fuerte reaccionan son los victimarios y a su lado todos aquellos o bien que los defienden por algún interés particular (abogados pagos) o bien por simple identificación de género”,

Es sorprendente que haya también mujeres que defiendan a los imputados: “El hecho de ser mujer no evita que se identifiquen en muchos casos igualmente con los victimarios. Lo que están haciendo esas mujeres es reproducir el imaginario histórico de dominio masculino tanto en la legislación como en la aplicación de esas leyes. Es un fenómeno interesante, además de horrible, pero que demuestra que aún no pasamos del paradigma teórico de respeto por las víctimas, al concreto, práctico y de reconocerle aquí y ahora que la débil y abusada es ella y no los tres sospechosos que hoy cuentan con el apoyo de una parte de una comunidad.